Penúltima etapa con un recibimiento sorpresa


Comenzaron muy temprano a correr un destino que coincidía con el kilómetro 42 en el recuento hacia atrás que comenzaron el pasado 1 de octubre en Delhi. Un recorrido que se prolongó por el distrito de Anantapur hasta llegar a Rotaripurame, y de ahí 8 kilómetros más para alcanzar el campus de la Fundación Vicente Ferrer en Anantapur.

«Qué difícil se hace comenzar, estábamos a nada de completar esos 1.000 kilómetros y no queríamos parar estando ya aquí, un lugar que para mí es como una segunda casa. Además, la etapa tenía todos los alicientes motivadores para comenzarla y concluirla con éxito. Sobre todo a partir del kilómetro 25, cuando nos adelantaron quién nos esperaría en la llegada», comenta Juan Manuel tras reconocer que «enlazar los pasos para completar la carrera es cada vez más difícil» porque van supliendo cada paso cargando una zonas más que otras para evitar molestias, «porque ya a estas alturas lo que se siente es muy superior a unas molestias».

Carretera, a menudo en cuesta, pasaron por 4 pueblos y en el último les esperaba Anna Ferrer, presidenta de la Fundación Vicente Ferrer, que durante la iniciativa les ha llamado a menudo para preocuparse por su salud. «De Anna Ferrer cualquier cosa que les diga… aunque escriba y escriba me quedaría corto. Tan solo con su presencia, te hace sentir que se trata de alguien diferente. Les animo a que la conozcan, lean su biografía y que si pueden se acerquen a verla en los viajes que hace anualmente a España«,  traslada en su crónica diría Juan Manuel.

Por la tarde, ya en el campus de la FVF, una buena comida y por la tarde una sesión intensa de masajes, frío, con Esthes, una fisioterapeuta recién llegada al campus como voluntaria, que hizo todo lo posible para que estuviéramos preparados para volver a salir a correr mañana, en el último maratón.